Andrea Urizar, dietista: "Cuanto menos azúcar comas, menos vas a querer porque cambiarás tus papilas gustativas"
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Reducir el consumo de azúcar no solo aporta beneficios metabólicos, sino que también puede modificar el gusto y las preferencias alimentarias en pocas semanas. Así lo advierten expertos en nutrición, que señalan cómo un cambio en los hábitos alimenticios tiene efectos reales en la percepción del sabor. Las dietas ricas en productos ultraprocesados alteran la sensibilidad natural de nuestras papilas gustativas.
Esta transformación fisiológica ha sido explicada con claridad por la dietista Andrea Urizar, en un vídeo de YouTube. Su enfoque se basa en la educación nutricional y en ayudar a reducir la dependencia del azúcar de forma progresiva, con fundamentos científicos y ejemplos accesibles.
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“Cuanto menos azúcar comas menos vas a querer porque cambiarás tus papilas gustativas”, afirma Urizar en su vídeo. Según explica, “tan solo lleva unas semanas cambiar los receptores de las papilas gustativas” y, al dejar de consumir azúcar, estos “recuperan su sensibilidad natural”, lo que reduce los antojos y la necesidad de sabores extremadamente dulces.
Urizar sostiene que el consumo habitual de azúcar provoca un “cambio enorme que no es natural” en las papilas gustativas, lo que genera una sensación de dependencia. “Es por eso que hay que sacarlo de nuestro cuerpo”, indica. En su experiencia, muchas personas descubren que, al adoptar una dieta saludable, los alimentos frescos comienzan a resultar más sabrosos y atractivos por sí mismos.
“Una vez que empiezas a comer sano quieres comer sano”, señala la dietista, quien destaca que la comida procesada y el azúcar “empiezan a perder obsesión”. Esta idea contrasta con la percepción habitual de que seguir una dieta saludable implica un esfuerzo constante. Para Urizar, el verdadero cambio ocurre cuando el cuerpo y el paladar se adaptan y dejan de asociar el placer con los productos ultraprocesados.
Su mensaje, apoyado por la evidencia científica en torno a la neuroadaptación del gusto, refuerza la importancia de reeducar el paladar como paso esencial hacia una alimentación equilibrada y sostenible. Una estrategia que, según la especialista, puede lograrse sin imposiciones, sino a través de un proceso consciente de cambio gradual.
El Confidencial